Dominando el caserío de Palenciana se halla la parroquia de San Miguel, principal monumento del municipio, que ocupa uno de los frentes de la céntrica plaza de Nuestra Señora del Carmen. Ya en el siglo XVII se formó una capilla, que en 1714 alcanzó el rango de parroquia. Pero, por el aumento de la población, fue necesario construir una nueva iglesia en 1774, sufragándola el señor de la villa y V marqués de Benamejí. En dos años se sacó de cimientos y se erigió este edificio, magníficamente proporcionado y de bella fábrica. Tiene planta de cruz latina con pilastras de orden gigante articulando sus alzados, haciéndose cajeados los fustes de dichos apoyos en los ángulos del crucero, donde también cuelgan unos aparatosos placados geométricos de perfiles muy recortados, todo ello característico del barroco dieciochesco. Bóvedas de medio cañón con lunetos sirven de cubiertas, salvo en el tramo central del crucero, que lleva una cúpula gallonada.
Dentro de la iglesia también destaca el camarín de la Virgen de Araceli, que asoma al brazo del crucero del evangelio. Se trata de un recinto de paramentos curvos, alzado en decorativas pilastras que sostienen la cornisa, de ritmos muy movidos, enriquecida con ángeles y guirnaldas de flores. Se cubre con una cupulita gallonada, también de rica ornamentación. En el brazo contrario se localiza el camarín neoclásico de la Virgen del Carmen, patrona de la villa. Las naves laterales responden a ampliaciones tardías, labrándose primero la del lado del evangelio, que data de 1878, fecha que ostenta la cúpula de la capilla de San Antonio. De 1954 es la otra nave con la capilla del Corazón de Jesús, formada en el lugar de la antigua sacristía y de un patio. El exterior de la parroquia es sencillo, pero de gran belleza, destacando sobre todo la caja exterior de la cúpula con sus pilastras de ladrillo, compartimentadas en registros superpuestos. La fachada con frontón de remate, portada-balcón y torre lateral de ladrillo constituye un hermoso fondo al conjunto de la plaza del Carmen.
En cuanto a las imágenes, las dos piezas señeras de Palenciana son las efigies de San Miguel y San José, ambas de la segunda mitad del Setecientos y relacionables con el círculo antequerano. Le sigue en interés la imagen del Nazareno, donada a principios del siglo XIX, que presenta la particularidad de estar anatomizada y articulada para acomodarla a rememorar diferentes momentos de la Pasión. De carácter más popular es la talla de Cristo yacente, también articulada para utilizarla en el Descendimiento. Los candeleros de la Soledad y la Virgen de los Dolores debieron hacerse hacia 1830 y acusan la serenidad que introdujo el academicismo en la imaginería pasionista. Igualmente de la primera mitad del siglo pasado son otras imágenes marianas, asimismo de vestir, como la Virgen de Araceli y Nuestra Señora del Carmen.
La Iglesia solo se visitara con grupos organizados.