Cuevas Bajas ha crecido a los pies del Genil, viviendo las oportunidades e inclemencias que proporciona un curso fluvial de esta magnitud. Este mismo río, ha conectado a los pueblos ribereños como las cuentas de un rosario, propiciando una estrecha relación que trasciende los meros intereses comerciales.
De hecho, las tierras que desde aquí se divisan, perteneciendo a tres provincias diferentes,tienen como principal nexo común a este río. A lo largo de todo el valle, a ratos amplio y abierto y en ocasiones angosto y agresivo, campeaban los bandoleros al refugio de sus profusos bosques de ribera. En aquellos tiempos, a comienzos del siglo XIX, por eso esta localidad era conocida por Cueva de Los Ladrones, a comienzos del siglo XIX. Y su venta, la de Juan González, era famosa por ser frecuentada por algunos de los más famosos saqueadores del centro de Andalucía, como José María “El Tempranillo”.
Muestra de la importancia y peligrosidad de este enclave durante aquellos años, es la instalación en Cuevas Bajas de uno de los primeros Cuarteles de la Guardia Civil en la provincia de Málaga. Como se citaba anteriormente, las amplias vistas que desde estas laderas del Cerro de la Cruz se tienen sobre las llanuras antequeranas y la depresión del Guadalquivir, nos permiten observar importantes elementos geográficos de tres provincias andaluzas: Málaga, Córdoba y Sevilla. Por tanto, el relieve dominante es la llanura, suplicada por terrenos alomados cubiertos por montañosos campos de olivos.
El punto final a esta panorámica coincide al norte con la presencia de las Sierras Subbéticas, donde destaca el Picacho de la Sierra de Cabra con la Ermita de la Virgen de la Sierra en su cima, así como el cerro de la Sierra Aras, donde esta edificada la Ermita de la Virgen de Araceli, patrona de Lucena y del Campo Andaluz.