Esta hermosa aldea situada en las faldas del Río Genil, fue la cuna de José María el Tempranillo, el pueblo que le vio crecer, junto a su humilde familia, y que siempre recordaría hasta el fin de sus días. Jauja y José Mª El Tempranillo, estarán unidas siempre. En el archivo parroquial se conserva su partida de bautismo, en la calle Iglesia, la casa que le vio crecer y en los montes de San Miguel, el cortijo que truncó su vida de jornalero.
Esta aldea perteneciente a Lucena ofrece al visitante:
Centro Temático del Bandolerismo Romántico.
Oficina de Información Turística de Tierras de José Mª El Tempranillo.
Reserva Natural de la Laguna Amarga y Dulce.
Sendero Jauja- San Francisco- Vado de los Bueyes-Jauja.
Situación
Jauja se halla situada al SO de la provincia de Córdoba e igualmente al SO del Término Municipal de Lucena, al que pertenece. Lo que pudiéramos llamar tierra de Jauja se extiende por una franja de terreno del mencionado término, entre los cauces de los ríos Genil y Anzur. Su relieve es bastante accidentado debido, por un lado, a encontrarse en las estribaciones de las Subbéticas, y, por otro, a la naturaleza de su suelo que ha hecho que los cauces de los ríos anteriores se hayan encajado, dejando numerosas laderas en sus orillas y bastantes arroyos, los cuales, igualmente, penetraron en los blandos materiales litológicos formando, en conjunto, un paisaje muy accidentado de cuestas. Los arroyos Colorado y Blanco, los destacamos por desembocar al Genil en la misma población de Jauja, juntándose en los últimos metros de su recorrido, no sin antes haber atravesado todo el pueblo, que tiene sus calles configuradas longitudinalmente a lo largo de los mismos.
Un poco de historia
Jauja es una pedanía de Lucena, Córdoba, y cuenta con una población de unos 1.000 habitantes, cuya principal fuente de ingresos es la agricultura, concretamente el olivar y la huerta. Jauja debe su nombre a los árabes, que la bautizaron como “Xauxa”, cuyo significado es pasadizo o portillo, ya que su ubicación era el punto utilizado por los árabes para conectar Granada con las llanuras de Écija. De la época de los árabes son los sistemas de regadío, las acequias, las albercas y, por supuesto, la aceña Árabe, que se encuentra junto al río Genil a su paso por la localidad.
Jauja fue árabe hasta finales del siglo XIV, en el siglo XVIII pasó a pertenecer a los Duques de Medinaceli, para a partir del siglo XIX pasar a constituirse como una pedanía de Lucena. Según Lope de Rueda, Jauja era una tierra idílica, en la que se come, se vive y no se trabaja, cuyas calles estaban empedradas con piñones, con un arroyo de leche y otro de miel, donde ataban los perros con longanizas y no se trabajaba, de ahí proviene la célebre frase “Esto es Jauja”.
A principios del s. XIX nació en Lucena, concretamente en la Casa Cuna de San Juan de Dios, José Mª Expósito, un niño huérfano, que acabó siendo acogido por la familia Hinojosa Cobacho de Jauja. Adquirió los apellidos de su familia adoptiva y años más tarde sería conocido como José Mª El Tempranillo, el más famoso de los bandoleros andaluces. En Jauja se crió y vivió su infancia, El Tempranillo, en la casa de una familia vinculada al campo como trabajadores jornaleros, labor que le era reconocida a éste hasta que se echó al monte. No muy lejos de Jauja se encuentran los montes de San Miguel, donde la tradición popular sitúa el origen de la conversión de José Mª en bandolero. En la romería de los montes de San Miguel que se celebraba en la ermita del mismo nombre, cuenta la gente que José Mª Hinojosa, mató a un hombre en una pelea, por defender la honra de una mujer, como resultado no le quedó más remedio que echarse al monte y convertirse en El Tempranillo, puesto que el castigo por matar a una persona era la pena de muerte.Este apodo de El Tempranillo le viene por la temprana edad con la que José Mª Hinojosa se echó al monte.
Gastronomía
La gastronomía propia de esta zona se identifica plenamente con el mundo de la agricultura, sobre todo con sus fértiles huertas, tomates aliñados, pimientos asados y entrantes con todo tipo de verduras de temporada, son la base de la cocina de esta aldea. También podemos destacar la porra, los potajes de verduras, tagarninas, acelgas… los guisos de legumbres, las naranjas picadas con bacalao, los papillos o barriguillas de cuaresma… Entre los postres podemos destacar los pestiños, los rosquitos fritos y las gachas, así como la típica bebida refrescante de la primavera y el verano, que Matilde preparaba en su bar, el batido de almendras.